martes, 17 de julio de 2007

Paris la nuit

París no es sólo la ciudad de las luces, sino también la de la sombras. Cuando los cristales de la pirámide del Louvre se iluminan con el incipiente brillo de las farolas, una nueva vida comienza en la capital francesa. Como las personas, París se vuelve más sincera por la noche. Porque es cuando se encienden las velas y la ciudad se vuelve más íntima.

La noche de París necesita de un poco de paciencia. Uno no puede esperar triunfar en la primera cita. Más de uno se habrá visto atrapado por el mal gusto de las discotecas más famosas, en los Campos Elíseos; o por la falta de vida nocturna en algunos barrios. Pero, una vez que la has conocido y te ha conquistado, la ciudad te mostrará su cara más fiestera. Y si, como Frank Sinatra, quieres levantarte “en una ciudad que nunca duerma”, París también es tu lugar.


Porque puede que la fiesta en Montmartre se haya convertido en un mito; pero en un mito viviente. Si los pintores y la absenta se han evaporado de este legendario barrio, su esencia transgresora y artística nunca ha desaparecido. Es cierto que el Moulin Rouge se ha transformado en una inversión turística; pero el Divan du Monde o el Elysee Montmartre han sabido mantener su espíritu. Y en toda la ciudad, durante toda la semana, la oferta nocturna es tan amplia, que uno puede confirmar que “la fiesta” no es un monopolio español. Asomándose a Belleville (Neuf Billards, Java), acercándose a Gambetta (Fleche d´Or) o inspeccionando la Bourse (Tryptique, Truskel, Rex...) uno puede disfrutar de tanta fiesta como pueda aguantar.

¿Dinero? El presupuesto para la mejor noche en París no cuesta más de una botella de vino. La capital francesa cumple por la noche con todas las expectativas que se han ido creando durante el día. Además de una de las ciudades más sabrosas, París también es de las más borrachas. De las que sacan lo mejor de sí mismas durante la noche.


[Foto vía Kasparov]

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