lunes, 3 de diciembre de 2007

La ciudad ocupada


La ciudad estaba ocupada. Sitiada por un ejército de instantes que revoloteaban entre las piernas a cada paso. La ciudad entera sumergida; tan empapada de invasión que era imposible salir a la calle sin mojarse.

La ocupación sucedió deprisa, cuestión de semanas. Profunda e inevitable como un cambio de estaciones. Y con más dolor que miedo. Con más miedo que lamento. Indefensa, la ciudad aceptó su propia conquista.

La ciudad fue ocupada desde el primer bostezo hasta el vaivén de los columpios inútiles por la noche. Invadida en sus últimos rincones: la estela de las bicicletas, la corteza de los árboles, el borde de las almohadas. La ocupación se colaba entre las rendijas que dejan abiertas las canciones, los diálogos de las novelas. Se apoderó de la espera en los andenes y el perfume de castañas. Incluso cambió el alma de las calles, como hace la nieve con los parques. Y como pasa siempre cuando nieva, pareció que todo sucedía por primera vez.

El caos tomó la ciudad. La invasión instaló túneles de tiempo como otra red de metro. Las ventanas de las buhardillas reflejaban el futuro. En los restaurantes indios el postre se tomaba en Calcuta. Y en la confusión, podías quedarte encerrado en una caja de galletas, mientras paseabas distraído por el centro.

En las plazas no cabía otro recuerdo. No podías sentarte en ningún banco, ir a ningún teatro, porque estaban repletos de suspiros. El ejército había tomado posiciones en las salidas del metro, en los miradores y los tejados, en cada camino de vuelta a casa; y por la tarde disparaba con el viento, camuflado entre los destellos de las hojas.

Sólo quedaba rendirse sin condiciones. La ciudad estaba ocupada. Toda Madrid asediada por un solo deseo, una sola piel, una sola ausencia.



“tú me recuerdas las cosas, no sé, las ventanas”
Silvio Rodríguez



1 comentario:

Anónimo dijo...

este lunes tu ciudad me ha desbordado y al día siguiente sigo perdido por las esquinas sin encontrar esas ventanas...
menos mal que siempre podemos echar mano de Silvio...
"ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve,..."

ojalá sigas encontrando tus visiones...

abrazos, ch